El fantasma del Hospital de San Juan de Dios en Granada
El capitán Antón Martín, amigo y protector de Juan, tenía un criado morisco llamado Frasquito al que apreciaba mucho, llegada la expulsión de los moriscos, Frasquito, que consideraba el hospital como su casa, se negó a irse, y para evitarlo decidió esconderse en el aljibe del propio hospital y así no ser descubierto, pero debido a la falta de alimentos y al aire viciado que tuvo que respirar, poco tiempo después lo encontraron muerto allí mismo.
Desde entonces, su espíritu que no ha abandonado el hospital se dedica a vagar por el hospital, aunque eso sí, no asusta a nadie, se dedica a velar por el buen funcionamiento del centro y tan sólo advierte al personal cuando algún enfermo va a morir (y eso desde mucho antes que el gato que se ha hecho famoso en EEUU por lo mismo) aunque claro, como buen ser del mas allá, no puede evitar gastar alguna broma al personal, activando timbres, abriendo y cerrando puertas o tirándole de las batas al personal, sus sitios preferidos para pasear, por tanto donde más se le suele ver, es el comedor y el patio.
Casi todo el personal médico del hospital ha tenido algún tipo de experiencia con Frasquito. Lo describen como bajito, de unos cuarenta y cinco años, con barba y siempre cubierto por una especie de capa o túnica.
Se comenta que durante la invasión francesa, un soldado francés, enfadado, arrancó los ojos de unos dibujos de ángeles que se encontraban en la escalera principal, esa misma noche el soldado apareció muerto sobre su cama de un bayonetazo. Se dice que fue la venganza de Frasquito, protector del hospital, por haber destruido un bien del mismo.
Hace un par de décadas, la Diputación de Granada proyectó cerrar el centro y decidió venderlo. Un acaudalado empresario pensó en comprar los terrenos para transformar el recinto sanitario en un lujoso hotel. Una tarde en la que el millonario paseaba por el patio del edificio, salió corriendo y nada más se supo de él.
Algo extraño debió ver, porque nunca más quiso acercarse al edificio.
En esa misma época una comisión encabezada por el delegado de Salud visitó el centro, cuando subían todos en el ascensor, alguien mencionó el tema de la clausura del centro, de pronto, el ascensor se paró, ante la sorpresa general. ¿De nuevo Frasquito defendiendo los intereses del Hospital?
El edificio ha sido codiciado por muchas instituciones, hasta que al final fue devuelto a la Orden de San Juan de Dios, esperemos que Frasquito, esté tranquilo ahora.
fantasmas y casas encantadas.
viernes, 21 de febrero de 2014
HISTORIA DE FANTASMAS DE DOMINICA
EL COMEGENTE
Cuentan las crónicas dominicanas, que a finales del siglo XVIII, existió un sanguinario asesino a quien por la índole de sus crímenes, sospecharon antropófago y sobrenombraron el Comegente. Se describe este hombre como "negro, que parece indio; el pelo como los demás negros pero muy largo; de estatura menor que lo regular, bien proporcionado en todos sus miembros, y tiene de particular los pies demasiado pequeños".
Durante mucho tiempo, las atrocidades que cometía el Comegente aterrorizaron a la población, y se urdieron en torno a el las mas oscuras especulaciones. Se dijo que había ido a Haití, donde aprendió la hechicería; que podía estar en muchas partes a la vez; que recorría largos caminos en una sola noche valiéndose de medios sobrenaturales. La gente aseguraba que mataba a sus victimas con una especie de garrocha, y afirmaba que no se podía atrapar pues en cuanto sus pies tocaban un río o arroyuelo, desaparecía en el aire dejando un olor nauseabundo tras de si.
Lo cierto fue -de acuerdo a las crónicas- que el aborrecible asesino, tras muchas noches de búsqueda por las comarcas, finalmente se atrapo. Atribuyen la hazaña a un campesino conocido como "seno Antonio", quien el día de San Antonio, haciendo uso de un "bejuco de brujas" , ato al Comegente y lo trajo a la capital donde se condeno a muerte y se ejecuto sin que quedaran registrados históricamente los detalles criminológicos del proceso. En nuestros días, el Comegente es un ser legendario. Se afirma todavía que deambula por los caminos con su garrocha...
HISTORIA DE FANTASMAS DE CARIBE
Los fantasmas del Caribe
La Ciudad Amurallada, en el casco histórico de Cartagena de Indias (Colombia), es rica en historias sobre fantasmas, pero los relatos más impresionantes sobre actividades paranormales se encuentran en el Museo Naval del Caribe, donde las apariciones son una constante del día a día.
Y suena incluso lógico para todos los que saben que en ese mismo edificio funcionó el ‘Hospital San Juan de Dios’, lugar que en la época del cólera atendió a muchas personas que posteriormente murieron a causa de esa enfermedad.
“En los patios se pueden encontrar huesos humanos, porque esto era anteriormente un hospital y en la época del cólera las personas pensaban que si tenían contacto con algún cadáver podrían contraer la enfermedad, entonces el patio era el lugar en el que se enterraban los muertos”, cuenta Gonzalo Zúñiga, curador del Museo.
Justo frente del patio principal cuentan que aparece un negro con turbante en la cabeza que se queda mirando fijamente a las personas. Se dice que siempre está en el mismo lugar.
“Varios funcionarios que trabajan en el museo lo han visto y pueden dar fe de eso. Las personas que nos visitan se acercan y nos dicen que se metió un indigente, pero nosotros ya sabemos de que se trata...”, relata el curador, que lleva en total 15 años trabajando en el sitio
Un fantasma con foto
Pero sin lugar a dudas uno de los hechos más escalofriantes que han sucedido en el Museo, le ocurrió a una pareja de ecuatorianos que buscando refugio una noche, mientras llovía, entraron a una de las salas y aprovecharon la oportunidad para tomar fotos a todas las piezas. Una de ellas llamó la atención de uno de los turistas, se trata de un castillo antiguo.
“Cuando el hombre tomó la fotografía, con su cámara muy sencilla, dio el primer disparo con flash y no la consiguió; luego quitó el flash y tomó la fotografía por segunda vez y para su sorpresa en esta última aparecía claramente la imagen de un hombre de rasgos muy marcados”, narra haciendo muchas pausas, el curador.
“Esa historia es aún más verídica porque tiene como prueba la fotografía que nosotros conservamos aquí en el Museo. Eso salió en varios medios locales y nacionales, porque era un fantasma con foto”, afirma Zúñiga.
Otra prueba es la cámara de seguridad que también capturó el momento en que un hombre toma la foto con flash, luego sin éste y sale corriendo hacia su amigo a mostrarle la imagen de la fotografía.
Fantasma del Museo Naval |
sábado, 28 de septiembre de 2013
HISTORIAS DE FANTASMAS DE BARBADOS
El Misterio De Los Ataúdes Deslizantes
El 6 de julio de 1812 en las cercanías de la bahía de Oistin (Isla de Barbados), un grupo de enterradores se dirige al cementerio de Christ Chursh con el cuerpo difunto de la señora Dorcas Chase.
En el panteón familiar, una edificación sólida, construida con grandes bloques de coral unidos con cemento, se encuentran ya los ataúdes de Thomasina Goddard y Mary Anna María Chase, enterradas en 1807 y 1808 respectivamente. La pesada losa que cubre la tumba familiar, de 4 por 2 metros de superficie y semienterrada a la entrada del camposanto, es retirada con gran trabajo por el personal, debido a su considerable peso, y el ataúd es entrado posteriormente en su interior. Las tinieblas son cerradísimas allí dentro, y cuando los sepultureros encienden sus quinqués, se encuentran con una visión realmente aterradora. El ataúd de Mary Anna María había sido movido hacía un rincón y el de la señora Goddard, se encontraba ahora pegado contra la pared opuesta a la entrada. Los enterradores y familiares asistentes no dan crédito a sus ojos y la tumba es de nuevo cerrada con gran dificultad, no sin antes haber depositado en el suelo el ataúd de Dorcas Chase y puestos de nuevo en su sitio los otros dos.
El suceso conmovió a toda la familia y no comprendían cómo unos ataúdes, a la sazón revestidos de plomo, habían sido removidos en semejante lugar. En un intento por buscar culpables y racionalizar lo sucedido, se acuso a los esclavos negros de tal profanación. Se sabía que los negros habían asistido al entierro de la primera hermana Chase y que era poca la simpatía que tenían por el patriarca Thomas Chase, cuyo comportamiento cruel y tiránico había llevado al suicidio a su hija Dorcas. Sin embargo, los negros antillanos rechazaron la acusación y en su lugar mostraron miedo y respeto por lo que consideraban era obra de los espíritus. ¿Quién, entonces, era el responsable de tan macabra broma?. Nada de todo aquello tenía el menor sentido pues los ataúdes, aparte de ser removidos, no habían sufrido ningún deterioro ni faltaba pieza alguna que hiciera pensar en un robo. ¿Es posible que los negros se tomaran molestia tan grande para obtener unos resultados tan insignificantes? No es probable, y el suceso así quedó, hasta que un mes más tarde, el 9 de agosto de 1812, Thomas Chase murió también, siendo llevado su cuerpo al mismo panteón. En esta ocasión, los ataúdes seguían estando en su sitio, pero el 25 de septiembre de 1816, cuando la losa fue de nuevo levantada para enterrar a un niño llamado Samuel Brewster Ames, los ataúdes volvieron a encontrarse desordenados. Como en ocasiones anteriores, la culpa recayó otra vez sobre los negros, que retornaron en su insistencia de que ellos no habían sido.
El 17 de noviembre se creó una gran expectación en Oistin, cuando otro difunto fue trasladado desde el cementerio de St Philips al panteón familiar de los Chase. Una gran multitud se congregó en el lugar para observar los extraños movimientos de ataúdes. Cuando la bóveda fue abierta, todos los féretros habían sido cambiados de lugar. El de la señora Goddard, se hallaba deteriorado y roto por el desgaste y desplazado a la pared opuesta, y todos los demás sarcófagos, desperdigados en desorden por el suelo. Inútilmente se trató de descubrir algún indicio que explicara lo sucedido. Las paredes, el suelo y el techo, seguían estando en buen estado y no existía recodo alguno por el que pudieran pasar los posibles bromistas. Los ataúdes fueron reordenados, y la pesada losa fue vuelta a cimentar en su sitio.
La entrada al panteón de los Chase en el cementerio de Christ Church, que quedó vacío en 1820 tras los macabros acontecimientos.
Durante tres años, el panteón, que no había sido vuelto a abrir, fue objeto de la visita de los curiosos. Su fama llegó incluso a Europa y muchos fueron los que tomaron interés por ese misterioso cementerio de Barbados. El 17 de julio de 1819, Thomasina Clarke, murió, y su cuerpo fue trasladado al panteón. Para entonces, hasta el mismo gobernador de Barbados, el vizconde de Combermere, asistió al sepelio, acompañado por un centenar de observadores deseosos de encontrarse con el misterioso fenómeno. Y sus ansias quedaron satisfechas pues cuando los albañiles retiraron la losa, los ataúdes del interior se hallaban otra vez desordenados y desperdigados por todo el lugar. El registro que se hizo por los peones fue realmente exhaustivo, pero, como en ocasiones anteriores, no se encontró ningún indicio de profanación. Los féretros fueron entonces colocados en su sitio y se decidió recubrir el suelo entero de fina arena, para descubrir las huellas del posible culpable. Cuando la bóveda volvió a ser tapada, el vizconde de Combermere y dos funcionarios, marcaron el cemento con su sello, formando así una película infranqueable.
El 18 de abril de 1820, el panteón volvió a ser abierto. Hasta entonces el lugar no había sido utilizado, pero la expectación despertada en el público y el deseo del vizconde Combermere por comprobar si su experimento había dado resultado, hicieron que ese 18 de abril, se desvelara el misterio, a pesar de no haber ningún finado para ocupar un hueco en la sepultura. El vizconde Combermere, acompañado del Honorable Nathan Lucas, el secretario de gobernación, mayor J. Finch, el señor Rowland Cotton, el señor R. Bowcher Clark y el reverendo Thomas Orderson, se dirigieron al cementerio de Christ Church, con un grupo de asustados peones negros, dispuestos a levantar la losa.
El vizconde Combermere, Gobernador de Barbados, supervisó como se cerraba y sellaba el panteón el 17 de julio de 1819 tras enterrar a Thomasina. Cuando volvió nueve meses más tarde los ataúdes estaban de nuevo en total desorden y los sellos de la entrada intactos
Todo estaba como lo habían dejado, es decir: el cemento estaba intacto y los sellos oficiales seguían en su lugar, sin haber sufrido ninguna perturbación. Con esto, todos pensaron que el interior se encontraría también en buen estado, pero cuando el cemento fue picado y la losa retirada a un lado, se sorprendieron al escuchar un extraño rozamiento surgiendo de la oscura bóveda. Uno de los ataúdes de plomo había sido arrojado contra la losa y al ser retirada esta por los albañiles negros, la sepultura había sido arrastrada con ella. Los cada vez más aterrorizados negros comprobaron que el ataúd de Mary Anna María, se encontraba ahora empotrado en la pared del fondo, y del tal manera, que incluso el muro había sufrido daños. Los demás féretros estaban diseminados por el suelo de forma caótica. El vizconde Combermere, no daba crédito a sus ojos. El exterior de la bóveda seguía estando tan sólido como siempre, por lo que nadie podía haberse colado dentro por algún resquicio, y la fina arena depositada en el pavimento interior, no presentaba muestras de huellas o de presencia humana. Si alguien había entrado allí, pensó el vizconde, desde luego no era de este mundo.
El 6 de julio de 1812 en las cercanías de la bahía de Oistin (Isla de Barbados), un grupo de enterradores se dirige al cementerio de Christ Chursh con el cuerpo difunto de la señora Dorcas Chase.
En el panteón familiar, una edificación sólida, construida con grandes bloques de coral unidos con cemento, se encuentran ya los ataúdes de Thomasina Goddard y Mary Anna María Chase, enterradas en 1807 y 1808 respectivamente. La pesada losa que cubre la tumba familiar, de 4 por 2 metros de superficie y semienterrada a la entrada del camposanto, es retirada con gran trabajo por el personal, debido a su considerable peso, y el ataúd es entrado posteriormente en su interior. Las tinieblas son cerradísimas allí dentro, y cuando los sepultureros encienden sus quinqués, se encuentran con una visión realmente aterradora. El ataúd de Mary Anna María había sido movido hacía un rincón y el de la señora Goddard, se encontraba ahora pegado contra la pared opuesta a la entrada. Los enterradores y familiares asistentes no dan crédito a sus ojos y la tumba es de nuevo cerrada con gran dificultad, no sin antes haber depositado en el suelo el ataúd de Dorcas Chase y puestos de nuevo en su sitio los otros dos.
El suceso conmovió a toda la familia y no comprendían cómo unos ataúdes, a la sazón revestidos de plomo, habían sido removidos en semejante lugar. En un intento por buscar culpables y racionalizar lo sucedido, se acuso a los esclavos negros de tal profanación. Se sabía que los negros habían asistido al entierro de la primera hermana Chase y que era poca la simpatía que tenían por el patriarca Thomas Chase, cuyo comportamiento cruel y tiránico había llevado al suicidio a su hija Dorcas. Sin embargo, los negros antillanos rechazaron la acusación y en su lugar mostraron miedo y respeto por lo que consideraban era obra de los espíritus. ¿Quién, entonces, era el responsable de tan macabra broma?. Nada de todo aquello tenía el menor sentido pues los ataúdes, aparte de ser removidos, no habían sufrido ningún deterioro ni faltaba pieza alguna que hiciera pensar en un robo. ¿Es posible que los negros se tomaran molestia tan grande para obtener unos resultados tan insignificantes? No es probable, y el suceso así quedó, hasta que un mes más tarde, el 9 de agosto de 1812, Thomas Chase murió también, siendo llevado su cuerpo al mismo panteón. En esta ocasión, los ataúdes seguían estando en su sitio, pero el 25 de septiembre de 1816, cuando la losa fue de nuevo levantada para enterrar a un niño llamado Samuel Brewster Ames, los ataúdes volvieron a encontrarse desordenados. Como en ocasiones anteriores, la culpa recayó otra vez sobre los negros, que retornaron en su insistencia de que ellos no habían sido.
El 17 de noviembre se creó una gran expectación en Oistin, cuando otro difunto fue trasladado desde el cementerio de St Philips al panteón familiar de los Chase. Una gran multitud se congregó en el lugar para observar los extraños movimientos de ataúdes. Cuando la bóveda fue abierta, todos los féretros habían sido cambiados de lugar. El de la señora Goddard, se hallaba deteriorado y roto por el desgaste y desplazado a la pared opuesta, y todos los demás sarcófagos, desperdigados en desorden por el suelo. Inútilmente se trató de descubrir algún indicio que explicara lo sucedido. Las paredes, el suelo y el techo, seguían estando en buen estado y no existía recodo alguno por el que pudieran pasar los posibles bromistas. Los ataúdes fueron reordenados, y la pesada losa fue vuelta a cimentar en su sitio.
La entrada al panteón de los Chase en el cementerio de Christ Church, que quedó vacío en 1820 tras los macabros acontecimientos.
Durante tres años, el panteón, que no había sido vuelto a abrir, fue objeto de la visita de los curiosos. Su fama llegó incluso a Europa y muchos fueron los que tomaron interés por ese misterioso cementerio de Barbados. El 17 de julio de 1819, Thomasina Clarke, murió, y su cuerpo fue trasladado al panteón. Para entonces, hasta el mismo gobernador de Barbados, el vizconde de Combermere, asistió al sepelio, acompañado por un centenar de observadores deseosos de encontrarse con el misterioso fenómeno. Y sus ansias quedaron satisfechas pues cuando los albañiles retiraron la losa, los ataúdes del interior se hallaban otra vez desordenados y desperdigados por todo el lugar. El registro que se hizo por los peones fue realmente exhaustivo, pero, como en ocasiones anteriores, no se encontró ningún indicio de profanación. Los féretros fueron entonces colocados en su sitio y se decidió recubrir el suelo entero de fina arena, para descubrir las huellas del posible culpable. Cuando la bóveda volvió a ser tapada, el vizconde de Combermere y dos funcionarios, marcaron el cemento con su sello, formando así una película infranqueable.
El 18 de abril de 1820, el panteón volvió a ser abierto. Hasta entonces el lugar no había sido utilizado, pero la expectación despertada en el público y el deseo del vizconde Combermere por comprobar si su experimento había dado resultado, hicieron que ese 18 de abril, se desvelara el misterio, a pesar de no haber ningún finado para ocupar un hueco en la sepultura. El vizconde Combermere, acompañado del Honorable Nathan Lucas, el secretario de gobernación, mayor J. Finch, el señor Rowland Cotton, el señor R. Bowcher Clark y el reverendo Thomas Orderson, se dirigieron al cementerio de Christ Church, con un grupo de asustados peones negros, dispuestos a levantar la losa.
El vizconde Combermere, Gobernador de Barbados, supervisó como se cerraba y sellaba el panteón el 17 de julio de 1819 tras enterrar a Thomasina. Cuando volvió nueve meses más tarde los ataúdes estaban de nuevo en total desorden y los sellos de la entrada intactos
Todo estaba como lo habían dejado, es decir: el cemento estaba intacto y los sellos oficiales seguían en su lugar, sin haber sufrido ninguna perturbación. Con esto, todos pensaron que el interior se encontraría también en buen estado, pero cuando el cemento fue picado y la losa retirada a un lado, se sorprendieron al escuchar un extraño rozamiento surgiendo de la oscura bóveda. Uno de los ataúdes de plomo había sido arrojado contra la losa y al ser retirada esta por los albañiles negros, la sepultura había sido arrastrada con ella. Los cada vez más aterrorizados negros comprobaron que el ataúd de Mary Anna María, se encontraba ahora empotrado en la pared del fondo, y del tal manera, que incluso el muro había sufrido daños. Los demás féretros estaban diseminados por el suelo de forma caótica. El vizconde Combermere, no daba crédito a sus ojos. El exterior de la bóveda seguía estando tan sólido como siempre, por lo que nadie podía haberse colado dentro por algún resquicio, y la fina arena depositada en el pavimento interior, no presentaba muestras de huellas o de presencia humana. Si alguien había entrado allí, pensó el vizconde, desde luego no era de este mundo.
La entrada al panteón de los Chase en el cementerio de Christ Church, que quedó vacío en 1820 tras los macabros acontecimientos. |
Nathan Lucas dibujó la posición original de los ataúdes y posteriormente cómo fueron encontrados en abril de 1820. |
HISTORIAS DE FANTASMAS DE BAHAMAS
HISTORIA DEL PANTEO ENTRE CUNA Y BAHAMAS
Al sur de las islas Bahamas y de Cuba se encuentran las Antillas Menores. Una de estas islas es la de Barbados, que fue una colonia británica hasta 1966, cuando obtuvo su independencia. Una de las criptas del viejo panteón de su capital está abandonada hace más de medio siglo, desde el día que tuvieron lugar en su interior fenómenos que aterrorizaron a los testigos y que aún no se pueden explicar. ...Esta curiosa tumba la mandó construir en 1742 la familia Walrond, propietaria de una plantación de caña de azúcar, que tanto abunda aún en la isla.
Todavía existe la tumba en la actualidad, con su enorme losa de piedra que sirve de bóveda a la cripta. La entrada se cierra con una puerta de hierro. En la actualidad el mausoleo está vacío. Nadie baja los pocos peldaños para abrir la puerta.
...Los Walrond vendieron el mausoleo, antes de ocuparlo, a sus amigos los Elliot. Iba a estrenar la tumba el coronel Thomas Elliot, pero en el último momento los familiares del difunto fueron a sepultarlo en el mar.
...La primera persona de la familia Elliot a quien correspondió el honor de inaugurar la tumba fue cierta señora Thomasina Goddard, indirectamente emparentada con la familia. Su cuerpo fue introducido el 31 de julio de 1807 en un sencillo ataúd de madera y pasó a ocupar uno de los anaqueles superiores de la cripta. A los pocos meses, el mausoleo fue cedido a los Chase, gente violenta que se había distinguido por sus raptos de locura y sus numerosos crímenes
Al sur de las islas Bahamas y de Cuba se encuentran las Antillas Menores. Una de estas islas es la de Barbados, que fue una colonia británica hasta 1966, cuando obtuvo su independencia. Una de las criptas del viejo panteón de su capital está abandonada hace más de medio siglo, desde el día que tuvieron lugar en su interior fenómenos que aterrorizaron a los testigos y que aún no se pueden explicar. ...Esta curiosa tumba la mandó construir en 1742 la familia Walrond, propietaria de una plantación de caña de azúcar, que tanto abunda aún en la isla.
Todavía existe la tumba en la actualidad, con su enorme losa de piedra que sirve de bóveda a la cripta. La entrada se cierra con una puerta de hierro. En la actualidad el mausoleo está vacío. Nadie baja los pocos peldaños para abrir la puerta.
...Los Walrond vendieron el mausoleo, antes de ocuparlo, a sus amigos los Elliot. Iba a estrenar la tumba el coronel Thomas Elliot, pero en el último momento los familiares del difunto fueron a sepultarlo en el mar.
...La primera persona de la familia Elliot a quien correspondió el honor de inaugurar la tumba fue cierta señora Thomasina Goddard, indirectamente emparentada con la familia. Su cuerpo fue introducido el 31 de julio de 1807 en un sencillo ataúd de madera y pasó a ocupar uno de los anaqueles superiores de la cripta. A los pocos meses, el mausoleo fue cedido a los Chase, gente violenta que se había distinguido por sus raptos de locura y sus numerosos crímenes
miércoles, 18 de septiembre de 2013
HISTORIAS DE FANTASMAS EN PANAMA
La Bruja de Penonome
Esta historia que les voy a relatar pasó en Marta, (Coclé, Panamá). Le sucedió a mi mama y me la conto tiempo después de lo sucedido a mí y a mis tíos.
Mi familia y yo nos fuimos a visitar a unos parientes que vivian en Marta, solíamos ir a pasear por allá. Ese lugar es rural, las casa son de barro y caminos de tierra, y en la noche se usan linternas o guaricha.
Bueno, el ultimo día que nos íbamos a quedar cuenta mi mama que no podía dormir en la noche, yo dormía con ella en la misma cama, yo estaba muy pequeña tendría yo como 3 o 4 años y mi abuela dormía en otro cuarto con mi abuelo… pero bueno, ella cuenta que empezó a sentir golpes en el techo, ella pensó que a lo mejor eran las ramas de los arboles ya que por allá todo es bosque… dice que luego las cosas raras empezaron a suceder cuando escuchó una voz horrible pero que no entendía lo que decía y luego las cosas empezaron a empeorar, cuenta que sintió que la cama se movía y que le jalaban el cabello, ella estaba muy asustada, dice que en la ventana sentía como si alguien estuviera ahí, pero que se alejaba, como si caminara alrededor de la casa y luego regresara a su ventana, ella no aguanto más y grito. Todos se despertaron y ella conto lo sucedido, y empezaron a rezar todos en familia…
Al día siguiente mi abuela le dijo a mi mama que a ella le había pasado lo mismo. A mi mama le dijeron que esa era la bruja, que por allá ay muchas y molestan a las personas que no conocen. Y que a lo mejor cuando se alejaba de su ventana era para ir a molestar a mi abuela
En Marta las personas están acostumbradas a ver cosas raras, y ay muchos relatos por allá…
Esta historia que les voy a relatar pasó en Marta, (Coclé, Panamá). Le sucedió a mi mama y me la conto tiempo después de lo sucedido a mí y a mis tíos.
Mi familia y yo nos fuimos a visitar a unos parientes que vivian en Marta, solíamos ir a pasear por allá. Ese lugar es rural, las casa son de barro y caminos de tierra, y en la noche se usan linternas o guaricha.
Bueno, el ultimo día que nos íbamos a quedar cuenta mi mama que no podía dormir en la noche, yo dormía con ella en la misma cama, yo estaba muy pequeña tendría yo como 3 o 4 años y mi abuela dormía en otro cuarto con mi abuelo… pero bueno, ella cuenta que empezó a sentir golpes en el techo, ella pensó que a lo mejor eran las ramas de los arboles ya que por allá todo es bosque… dice que luego las cosas raras empezaron a suceder cuando escuchó una voz horrible pero que no entendía lo que decía y luego las cosas empezaron a empeorar, cuenta que sintió que la cama se movía y que le jalaban el cabello, ella estaba muy asustada, dice que en la ventana sentía como si alguien estuviera ahí, pero que se alejaba, como si caminara alrededor de la casa y luego regresara a su ventana, ella no aguanto más y grito. Todos se despertaron y ella conto lo sucedido, y empezaron a rezar todos en familia…
Al día siguiente mi abuela le dijo a mi mama que a ella le había pasado lo mismo. A mi mama le dijeron que esa era la bruja, que por allá ay muchas y molestan a las personas que no conocen. Y que a lo mejor cuando se alejaba de su ventana era para ir a molestar a mi abuela
En Marta las personas están acostumbradas a ver cosas raras, y ay muchos relatos por allá…
HISTORIAS DE FANTASMAS DE NICARAGUA
El Padre sin cabeza
Cuenta la leyenda que en el año 1549 en la ciudad de hoy León Viejo, alentados por su madre doña María de Peñalosa, los hermanos Hernando y Pedro, hijos del segundo gobernador de Nicaragua don Rodrigo de Contreras, planearon la muerte del primer Obispo en tierra firme fray Antonio de Valdivieso, defensor de los Indios y mediador de las ambiciones de los funcionarios y el clero. Fue asesinado a puñaladas a mano del fiero capitán Juan Bermejo. Con la muerte de este religioso, el primero cometido en América, los asesinos se repartieron la provincia, su población, los objetos de valor y las joyas episcopales del Obispo.
Después de este crimen, que llenó de indignación y de malos presagios a todos los creyentes, aparece una leyenda que refiere, que durante los primeros años de la existencia de la ciudad de León Viejo, el padre de su iglesia fue decapitado de un solo machetazo en el atrio de su mismo templo, por dos poderosos hermanos, y que su cabeza había rodado hasta la orilla del lago Xolotlán, donde se sumergió dando origen a una inmensa ola que se levantó sobre la superficie y avanzó hacia la ciudad, cada vez más grande y fuerte, llegando a reventar donde había sido asesinado el religioso y sepultando a la ciudad.
Pasado este hecho devastador, los indígenas empezaron a ver en los atrios de las iglesias y en las calles solitarias de los pueblos, un bulto negro que se protegía bajo el peso de la lúgubre oscuridad. Con el paso del tiempo algunos moradores se dieron cuenta que la aterradora y sombría aparición era nada menos que un padre sin cabeza.
Los que lo han logrado ver cuentan que el padre sin cabeza lleva sotana y zapatos negros, en la cintura prende un cordón del que cuelga una pequeña campana, la que hace sonar mientras avanza y lleva un rosario en lo que le queda de cuello.
Refiere la leyenda que el padre sin cabeza camina penando por el mundo, visitando los templos de las diferentes ciudades, rezando las letanías o el rosario, buscando su iglesia y su cabeza. Algunos refieren que el padre aparece solo el Jueves y el Viernes Santo, para visitar las iglesias y que cuando se encuentra frente a cualquiera de ellas hace reverencia en la puerta del perdón.
Cuenta la leyenda que en el año 1549 en la ciudad de hoy León Viejo, alentados por su madre doña María de Peñalosa, los hermanos Hernando y Pedro, hijos del segundo gobernador de Nicaragua don Rodrigo de Contreras, planearon la muerte del primer Obispo en tierra firme fray Antonio de Valdivieso, defensor de los Indios y mediador de las ambiciones de los funcionarios y el clero. Fue asesinado a puñaladas a mano del fiero capitán Juan Bermejo. Con la muerte de este religioso, el primero cometido en América, los asesinos se repartieron la provincia, su población, los objetos de valor y las joyas episcopales del Obispo.
Después de este crimen, que llenó de indignación y de malos presagios a todos los creyentes, aparece una leyenda que refiere, que durante los primeros años de la existencia de la ciudad de León Viejo, el padre de su iglesia fue decapitado de un solo machetazo en el atrio de su mismo templo, por dos poderosos hermanos, y que su cabeza había rodado hasta la orilla del lago Xolotlán, donde se sumergió dando origen a una inmensa ola que se levantó sobre la superficie y avanzó hacia la ciudad, cada vez más grande y fuerte, llegando a reventar donde había sido asesinado el religioso y sepultando a la ciudad.
Pasado este hecho devastador, los indígenas empezaron a ver en los atrios de las iglesias y en las calles solitarias de los pueblos, un bulto negro que se protegía bajo el peso de la lúgubre oscuridad. Con el paso del tiempo algunos moradores se dieron cuenta que la aterradora y sombría aparición era nada menos que un padre sin cabeza.
Los que lo han logrado ver cuentan que el padre sin cabeza lleva sotana y zapatos negros, en la cintura prende un cordón del que cuelga una pequeña campana, la que hace sonar mientras avanza y lleva un rosario en lo que le queda de cuello.
Refiere la leyenda que el padre sin cabeza camina penando por el mundo, visitando los templos de las diferentes ciudades, rezando las letanías o el rosario, buscando su iglesia y su cabeza. Algunos refieren que el padre aparece solo el Jueves y el Viernes Santo, para visitar las iglesias y que cuando se encuentra frente a cualquiera de ellas hace reverencia en la puerta del perdón.
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